Ayer durante el training preparatorio para el Campeonato de España por unos instantes reviví mi época de bailarina clásica. Tuvimos clase de estretching y barra al suelo pero adaptado a deportistas, fue G-E-N-I-A-L! Hacía tiempo que no me sentía así.
Generalmente soy yo quién da el training pero esta vez asistía a clase desde otra perspectiva, más como anfitriona oyente y también realizando algunos de los ejercicios. Me sorprendí a mi misma sonriendo en clase como hacía tiempo que no sentía. No quisiera que se me mal interpretase, he disfrutado mucho tomando clases y entrenado baile deportivo, así como ahora soy muy feliz dando clases y entrenando a mis alumnos, pero la sensación es muy diferente.
Es inexplicable, aflora de lo más hondo, de las entrañas como decía una maestra que tuve. Tan solo puede comprenderse si se ha experimentado.
Más que un sentimiento, es un estado que te alimenta, una adicción. Eres tú, tu cuerpo y el espacio, no existe nada más. Y te sientes plenamente feliz.
Puede que esto resulte extraño o incomprensible, incluso hasta cursi, pero para los que lo hemos podido comprobar es inigualable.
Ayer por un instante volví a sentir la danza en mí.